Al entrar al fascinante mundo de los cuadros de Botero, muchos pensaran ver tan solo gorditos y gorditas que se pasean libremente por toda la sala de cuadro en cuadro. Sin embargo la realidad es otra, para aquellos que han visitado alguna de sus salas, y en este caso haré mención a la exposición realizada entre los meses de agosto y septiembre en la ciudad de Ibague en el museo de arte moderno, se darán cuenta que para visitar esta sala y ver estos cuadros se requiere de una alto nivel psicológico y un deseo muy fuerte por aferrarse a la vida, al mismo tiempo poseer un amor a la patria profundo, a su país y a sus raíces, para no salir de este lugar odiándose a si mismo y su territorio.
Pues dentro de cada cuadro del maestro Botero, hay una profunda critica a la vida, a cada uno de nosotros y a toda la sociedad colombiana en si, no solamente por plasmar, secuestros, robos, carros bomba, masacres o presidentes sin escrúpulos, en un cuadro, sino por jugar precisamente con estas escenas comunes, desde el plano de lo simbólico, mostrándonos en cada pincelada, la verdad que subyace mas allá del secuestro y el robo que existe en el país, y es la primacía de lo mas putrefacto del ser humano, logrado a través de la satisfacción de deseos individualistas del orden político o económico.
En esta exposición, me llamo la atención tres cosas; la primera de ellas es, que el maestro Botero, tomando el tema de la violencia (un pan de cada día), recrea la realidad de colombia dejandonos ver los hilos que realmente están detrás de esta, hilos que atraviesan y llegan mas allá del concepto de gobierno, estado, o algún dirigente en particular, un lugar que es propiedad de la muerte, surgiente en los cuadros de Botero como una guia, una observadora, a la cual los hombres y mujeres de Colombia le facilitan mas su trabajo.
El segundo aspecto, es el lugar privilegiado que ocupa la literatura en esta exposición, recordándonos una ves mas, que es la literatura la que le hace recordar al hombre que puede ser, un ser humano o lo mas aberrante de los seres vivos, a través de escenas como la del fausto de Goethe, los sermones de Jesús al aire libre o las miradas de la señora Dolloway, entre otras. Cabe decir que esta parte de la exposición esta acompañada por un recorrido y un recordar a nuestra historia, un llamado que hace el maestro Botero, al decirnos que hay que mirar atrás para saber del porque somo hoy en día y que podemos hacer para no seguir siendolo mañana, en ves de buscar culpables circunstanciales de cuatro años o juzgar desde una visión política de añoranzas y sueños no cumplidos.
Y el ultimo punto, que de por cierto es el mas inquietante, tiene que ver con los visitante de estas exposiciones, es decir los centenares de estudiantes que ven las obras del maestro Botero, ¿que habrán aprendido? ¿solo degustaron al ver las obras de Botero, porque vieron masacres y torturas de otra manera? ¿fueron por oblgación? o ¿realmente pudieron hacer un pequeño esbozo como nosotros lo intentamos lograr?, ¿se habrán dado cuenta que el maestro Botero nunca pinto gordos sino que tan solo tergiverso la figura humana y que en realidad todos eran flacos, hambrientos y sedientos?, bueno, en Colombia, no había un Picasso o Un Rembrand que percibir, pero ahora tenemos a un Botero que observar.
Colombia el pais donde la muerte no tiene vacaciones
Pues dentro de cada cuadro del maestro Botero, hay una profunda critica a la vida, a cada uno de nosotros y a toda la sociedad colombiana en si, no solamente por plasmar, secuestros, robos, carros bomba, masacres o presidentes sin escrúpulos, en un cuadro, sino por jugar precisamente con estas escenas comunes, desde el plano de lo simbólico, mostrándonos en cada pincelada, la verdad que subyace mas allá del secuestro y el robo que existe en el país, y es la primacía de lo mas putrefacto del ser humano, logrado a través de la satisfacción de deseos individualistas del orden político o económico.
En esta exposición, me llamo la atención tres cosas; la primera de ellas es, que el maestro Botero, tomando el tema de la violencia (un pan de cada día), recrea la realidad de colombia dejandonos ver los hilos que realmente están detrás de esta, hilos que atraviesan y llegan mas allá del concepto de gobierno, estado, o algún dirigente en particular, un lugar que es propiedad de la muerte, surgiente en los cuadros de Botero como una guia, una observadora, a la cual los hombres y mujeres de Colombia le facilitan mas su trabajo.
El segundo aspecto, es el lugar privilegiado que ocupa la literatura en esta exposición, recordándonos una ves mas, que es la literatura la que le hace recordar al hombre que puede ser, un ser humano o lo mas aberrante de los seres vivos, a través de escenas como la del fausto de Goethe, los sermones de Jesús al aire libre o las miradas de la señora Dolloway, entre otras. Cabe decir que esta parte de la exposición esta acompañada por un recorrido y un recordar a nuestra historia, un llamado que hace el maestro Botero, al decirnos que hay que mirar atrás para saber del porque somo hoy en día y que podemos hacer para no seguir siendolo mañana, en ves de buscar culpables circunstanciales de cuatro años o juzgar desde una visión política de añoranzas y sueños no cumplidos.
Y el ultimo punto, que de por cierto es el mas inquietante, tiene que ver con los visitante de estas exposiciones, es decir los centenares de estudiantes que ven las obras del maestro Botero, ¿que habrán aprendido? ¿solo degustaron al ver las obras de Botero, porque vieron masacres y torturas de otra manera? ¿fueron por oblgación? o ¿realmente pudieron hacer un pequeño esbozo como nosotros lo intentamos lograr?, ¿se habrán dado cuenta que el maestro Botero nunca pinto gordos sino que tan solo tergiverso la figura humana y que en realidad todos eran flacos, hambrientos y sedientos?, bueno, en Colombia, no había un Picasso o Un Rembrand que percibir, pero ahora tenemos a un Botero que observar.
Colombia el pais donde la muerte no tiene vacaciones
1 comentario:
menos mal existen locos que hacen arte, con una exposion como esa y la publicacion que acabo de leer, una ves mas concluyo que el ser humano es una pedazo de putrefacta carne revestida con una piel que lo hace ver como algo civilizado.
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