En París se encuentran personas
Elegantes; en provincias, personas de
Carácter.
SIÉYÈS.
STENDHAL / ROJO Y NEGRO (XII UN VIAJE )
El autor chileno José Donoso; es uno de los narradores de más fuerte personalidad dentro de las últimas generaciones latinoamericanas, la fuerza y proyección que le imprime a su obras y especialmente al lugar sin limites, demuestran su capacidad de influir en un mundo de soledad, que no acepta estar incierto en una realidad que aunque no es tangible, convive constantemente con nosotros, el manejo de las relaciones y comportamientos inesperados del ser humano, enmarcados en las debilidades y los deseos en su obra, son los rasgos característicos que lo postulan como uno de los escritores mas influyentes del siglo XX.
De ahí que es de interés primordial para este trabajo, el analizar dos aspectos fundamentales de una de los libros de este autor, en este caso el denominado, El Lugar sin Limites. Para empezar, esta obra, nos cuenta las historias de los habitantes mas sobresalientes de un pueblo chileno llamado “La Estación El Olivo”, cercano a la ciudad costera de Talca, dichas historias corresponden al latifundista y político del pueblo, llamado Alejandro Cruz, y su sobrino Pancho Vega, bebedor, trabajador y vagabundo, igualmente a La Manuela dueña del único burdel del pueblo y su hija La Japonesita, denominada con ese seudónimo debido a su madre, y a la forma en la cual los habitantes de este pueblo se dirigían con el nombre de la Japonesa.
La historia que trascurre en un día, comienza cuando una mañana cualquiera La Manuela, se despierta, pensando en los bocinazos del camión de Pancho Vega, que hacia un año atrás había causado demasiados estragos en su burdel, entre estos el ultraje que le había propinado a ella y a su hija, e Igualmente la repentina y oportuna detención de Alejandro Cruz a Pancho durante la misma escena. Luego de trascurrir unas horas, la manuela viaja por el pueblo en busca de su amiga la Ludo, para que le ayude en los arreglos de su vestido de española, único objeto de valor para ella.
Simultáneamente, Pancho que tiene una deuda con Alejandro Cruz, vuelve después de una larga temporada al pueblo a fin de saldar esta, sin embargo, Pancho que siente una extraña atracción por la manuela, decide que en vista del logro de saldar la deuda que le ata al ser que mas rechaza en la vida, va a ir a celebrar con ella en el burdel, tiempo después de llegar a aquel lugar que no tiene limites para el deseo descarnado de los hombres, Pancho y su acompañante inician una fiesta y piden la presencia de la Manuela, que a pesar de su temor, sale valerosa con su vestido de española a bailar para el publico.
Luego de llegar a avanzadas horas de la noche, ya en estado de embriagues, Pancho y La Manuela, tienen un encuentro pasional, pero Pancho al ver esto reacciona de forma violenta y maltrata junto con su compañero a La Manuela, que en la desesperación huye por los viñedos de don Alejandro cruz, sin saber que sus perros feroces y salvajes andan sueltos. Al mismo tiempo, a los albores de la mañana siguiente, la japonesita, su hija publica, le espera con la esperanza de tener que aguantar otro días mas de rutina de borracheras y salidas, viajes de semanas o días, en la embriagues y la locura.
Ahora bien, luego de este resumen de la historia que se desarrolla en este libro, entrando a partir de este momento en mas detalle, es claro ver que la obra de Donoso, se centra en la descripción descarnada de la vida de seres discriminados por la sociedad, por el avance industrial y por ellos mismos, como aquel objeto que no sirve ya mas, como los no necesitados, quedando en el olvido, solo vivientes en sus propias acciones, sus cultos, sus ídolos, sus pensamientos y sus fijaciones, y por que no sus esperanzas. En este análisis sujeto al marco teórico para analizar mitos de Gilbert Duran descrito desde la visión del autor Luis Garagalza, nos centraremos en tan solo dos objetos que han llamado nuestra atención debido a su alto contenido simbólico, uno de ellos es el vestido de La Manuela y La Luz y La Oscuridad encarnada en las velas y fogatas encendidas cada noche por los habitantes de esta historia.
En primera instancia iniciaremos con el vestido, ese vestido colorado y para el, un escenario y toda la vida de una artista por delante, y mas allá la idea del reconocimiento, la esperanza de ser vista por todo un publico ansioso y capaz de dar vida o muerte tal como un tribunal a su acusado. Pero no solamente ser visto y adorado, pues también ese vestido, suave armadura que se desliza como la seda y se torna resistente como el acero, es aquel compañero que desde el principio y hasta el final, le oyó, le hablo, y le recordó como vivir y hasta cuando hacerlo. Sin embargo, ella y el piensan, ambos como uno solo, desnudos y allí presentes ante todos, ante el único mundo que han conocido, se esconden, ven al vestido como aquel suave y tenue cobertizo por el cual se mira hacia fuera pero no hacia adentro.
Un lugar de voyerismo y de reconforte, un lugar donde esconderme de todo pero a la ves mostrarme como deseo ser, mas no lo soy, y de repente se rompe, se desgarra, y todo lo que se ha creado se derrumba, se destiñe bajo el color gris de las paredes de la casa, se hunden las ilusiones entre la tierra que se traga al viejo pueblo, y con ello, el alma de aquel ser que le usa y le distingue, perdida entre los ojos de aquellos, que se divierten, que tan solo siguen viviendo tan solo porque no han muerto.
Una danza, un momento de regocijo, una locura que como a muchos nos da, pero pocos se atreven a sentirla, tal como la risa de alguien que tan solo sonríe, el momento en que se baila, con su vestido, con su alma, con su yo mas puro, graficado y tangible, la manuela se mira y se dice así si misma que es mujer y que el tener ese cuerpo masculino es porque al momento de nacer dios, estaba tan ocupado que no alcanzo a dar el mandato de que fuese lo contrario, a lo que ha sido y la que ha tenido que soportar.
Pero no importa, tal como el primitivo se cubrió de pieles para protegerse, así la manuela de Donoso, se cubre y se protege, no con pieles o con un harapo, sino con su vestido de española y el baile que aprendió en el recorrido hacia la muerte, baile que de forma repentina llego a su vida, pero que le dio la llave para al menos morir sintiendo el deseo de la libertad de las tablas a tocar los tacones y el ritmo de la vitrola al mismo tiempo, cegando así los oídos de los oyentes de los periódicos y de los telegramas, ansiosos de electricidad y repletos de esperanza por llegar al cielo de los iluminados, al cielo de calles planas, trenes largos y caballeros de gran distinción.
Dejando en claro que este vestido, aquel símbolo único y preciado de la manuela es todo lo que le permite acceder a la realidad y confrontarla, tal como nos lo dice Duran “El símbolo no tiene como misión impedir el acceso a la conciencia clara de una idea, sino que resulta de la imposibilidad de la conciencia semiológica del signo, para expresar la parte de felicidad o angustia que experimenta la conciencia total frente a la inevitable instancia de la temporalidad” Dándole Ahora este símbolo, valor, valor ante los sueños rotos por el hombre que como ladrón en la noche, robo y despedazo el alma y la fortuna de aquel ser que quiso al diferencia de los demás por medio de su vestido ser quien realmente quería ser, y es que así son los seres humanos, a veces usan mascaras para mostrar lo que son en realidad y otra tantas las usan para simplemente decir “discúlpame por tener miedo de que no te guste mi yo real”.
Igualmente, la manuela que ve a su vestido, como una lámpara mágica de la cual emerge un genio para concederle todos sus deseos, lo trata como un ser supremo, como el vellocino que cubre y al mismo tiempo reluce ante todos, como el artefacto que brinda poderes sobrenaturales que le hace a aquel que le posee superior a los hombres, “en el bolsillo de su chaqueta la mano de la manuela apretó el jirón del vestido como quien soba un talismán para urgirlo a obrar su magia” y que le concede el único derecho de decidir el destino de la noche, de su baile, de su mundo, de todo aquello que en el Olivo (el olvido) le pertenece, como la única mujer que aun conserva la esperanza de ser reconocida como mujer a pesar de su cuerpo masculino, que tan solo es un recipiente para su alma que transmigra a través del vestido que como una tabla ouija le conecta en un plano mas allá del terrenal con el ser que se encuentra dentro de si, y que constantemente acude a este, el vestido, a pedir ayuda, en los momentos de riesgo y peligro, en donde el hombre es vulnerable y se pierde ante las dudas del mundo. Para así hacer de “El Vestido un arma que es utilizada como vehículo para jugar con la buena voluntad o la ingenuidad de las personas. El ser humano se ha servido de su cuerpo, su primera riqueza y el primer objeto de su propiedad, para convertirlo en instrumento de poder, amenaza o diferenciación” dejando a los hombres ciegos, sordos y mudos, protegiéndose así de todo lo que esta fuerza masculina puede imprimirle a el cuerpo desnudo y desprotegido sin esta vestimenta.
Ahora bien, este vestido, que le resulta la única arma a la Manuela para protegerse del mundo que le reprime, también le sirve como arma de purificación, no de ella, sino de los que les rodea, pues, al acercarse a su publico, los distrae, los aleja de la realidad y les confunde, guiándolos hacia el deseo y la distracción de aquel goliardo, que busca solo la paz y la libertad de la bebida y la sabiduría, todo ello mediante su cuerpo cubierto de la piel colorada y llena de lunares blancos que resaltan la sensualidad de la mas ferviente mujer convencida de su feminidad “la manuela se paro. Sostuvo su vestido pegado al cuerpo, el escote con el mentón, la cintura con las manos” mas que todas las del pueblo juntas, pues, alrededor de toda la historia de este lugar cercado para las mujeres pero ilimitados para los hombres, la manuela, tiene el poder de limitarse como hombre o ser libre, como mujer, pero, para ello debe usar, su vestido, su alma puesta en ese objeto, su confirmación de que debe ser mujer, pero debe serlo porque no lo es, porque es hombre, materia masculina, pedazos de carne extendida sin uso alguno.
Ante esto, la manuela adoptaría una fijación única por este objeto, que consecuentemente la llevarían a la adoración de este prenda, al punto de verla como un objeto sagrado “en la maleta traje el vestido. Es de lo mas bonito, colorado, me lo vendió una chiquilla que trabajaba en el circo… yo lo cuido como hueso de santo porque es fino y como soy tan negra el colorado me queda bien” del cual cuidaría por vanidad, por costo, por necesidad o por complacer a sus hombres a sus machos. Un vestido sagrado, que le imponía valor y fuerza, un objeto que mas que un escudo era su espada, para cortar las paredes de hierro ferrita que la separaban de los deseos de los hombres, deseos que imparcian por todo su ser miedo y terror, “cuando por fin golpearon a la puerta, la manuela apretó su vestido de española” , pero al mismo tiempo pasión, pasión que resuena en el ser humano, como el canto del ruiseñor que hace eco todo el día desde el primer momento en el cual el oído le oyó en la mañana, una pasión que es necesaria para sobrevivir y para afianzar la necesidad de que el hombre busca incansablemente la piel de otros hombres para sentirse protegido y convencido de que es real y que esta vivo.
Es así como los sentimientos, que llevan al hombre por el camino del dolor y de la desesperación, crean una vía por la cual, la manuela con su vestido, su camuflaje camaleónico, quiere dar vida pero también matar, asesinar los sentimientos y a los creadores de estos, creadores que a lo largo de este lugar sin limites, mediante el vestido, el lenguaje sensual de las mujeres, todo aquello que le simboliza al hombre, pureza dentro del marco cristiano, o sensualidad desde el ver pero no ver, que simboliza el vestido trasparente y ceñido a la figura femenina que se contonea a lo largo de mar de viento que separa las manos de la realidad y los ojos de la fantasía, la manuela danzante con valor y miedo, “se apretuja los puños que no tiene solo le sirven para arrebujarse en la parcela de su vestido. Matar a Pancho con ese vestido, ahorcarlo con el” . Y tal como nos los dice Duran este vestido se convierte en “un agente dinámico, instaurativo que en busca del sentido constituye el modelo mismo de la mediación de lo eterno en lo temporal” esta prenda, símbolo puro en si, hace de ese momento, un tiempo detenido, un espacio eterno que media los deseos y los vuelve realidad en el espacio de lo fantástico y por consiguiente de lo humano.
Y en este caso, como aquel guerrero que se prepara para el combate, la manuela se viste, se arma y afila sus espadas y pule sus escudos y como un ave que cambia de plumaje “ella va a demostrarles quien es mujer y como se es mujer, se quita la camisa y la dobla sobre el tramo de la escalera. Y los zapatos, si, los pies desnudos como los de una gitana, también se quita los pantalones, y queda desnudo en el gallinero, con los brazos cruzados en el pecho y eso tan extraño colgándole. Se pone el vestido de española, por encima de la cabeza y los faldones caen alrededor como un baño de tibieza, porque nada puede abrigarla como esos metros y metros de fatigada percala colorada, se entalla el vestido, se arregla los pliegues alrededor del escote, un poco de relleno, aquí donde no tiene nada, claro es que una es tan chiquilla, apenas una niña que va a bailar, así como un muchachito…la manuela sonríe en la oscuridad, mientras se pone detrás de la oreja la amapola de gasa” o un ritual que se lleva a cabo con extrema ligereza, se convierte, se transforma en su yo real, mediada por su mascara transparente, se vuelve un símbolo, ambiguo “una ambigüedad y oscuridad en contraposición a la claridad del signo” , un ser, que se hace eterno e inacabable, que trasciende y une lo profano y los sagrado, que eleva al ser al plano de los dioses del Olimpo., dejando ver la afirmación del sentido de una libertad personal, que encarna la visión del humano que sueña con ser lo que es, mas no lo que debe ser, rompiendo esquemas sociales, encapsulándose una ves mas en la caverna primitiva que en este caso lleva a la manuela por el camino del ritual, de la aceptación de una sociedad que lo ve macho alfa y lo maltrata como mujer, satisfaciendo así sus dos necesidades, ser el hombre con el pene mas grande y ser la mujer mas tocada y maltratada del pueblo, es decir, ser una y otro al mismo tiempo, ser los dos papeles del hombre actual y tener la posibilidad de experimentar consigo, la tarea de llevar a los dos, con todas sus consecuencias.
Y al final, como cada ilusión y vida humana, se desvanece, se estremece ante la desesperación de no satisfacer este deseo de ser mujer o simplemente ante la elección de vivir o morir, convirtiendo a este vestido protector en instrumento de destrucción “un eterno retorno” un volver al lugar de origen y permanecer allí, en donde lo único que importa es la vida mas que la aceptación, librándose de toda creencia y convicción para ser quien se es, todo por despertar a la bestia masculina que hay dentro de cada hombre, aquel lado oscuro que solo las mujeres ven a través de sus vestidos que son filtros, para ello, de una manera directa y clara, y que a pesar de ello se arriesgan a domarla. “el baile de la manuela, y el quisiera agarrarla” como en los momentos de desenfreno y pasión que se experimenta en las fiestas taurinas, al son de sus vestidos espectadores de ellas y comisionados de la alegría furtiva y la ilusión de familia con los hombres.
Poniendo en claro que ante la agresión del ser amado, todo se vuelve oscuridad, las velas ya no están siquiera, la electricidad que nunca estuvo, no aparecerá, y que tan solo ante la huida de la liebre cazada por el lobo, la manuela, toca el mundo con las manos pulcras de cada mujer y siente la firmeza, la misma fuerza que posee como hombre pero aplicada a su delicado cuerpo, que la vida como el valor universal prima ante todo, huir es lo importante, lo sagrado se vuelve banal, “y huyendo…. Cruza el alambrado cubierto de zarzamora sin ver que las púas destrozan su vestido” .
Y así, tan solo quedan por los suelos, el rojo, el colorado que al igual que el vino regresa a la tierra de la cual ha nacido, un rojo que en la mañana se confunde con ese naranja del sol naciente que es suave pero a la ves fuerte a los ojos, un colorado que excita a los hombres, que da calor, que se sirve para las aventuras riesgosas, y que finalmente ilumina, que si bien en el día pasa desapercibido entre las perlas violetas y verdes de la tierra del vino, en la noche ilumina el camino de aquel recolector que se pierde en el mar de texturas, colores y sabores dionisiacos, una luz que si bien para los habitantes de La Estación El Olivo no era de origen industrial, les permitía ver mas que esta, ya que les daba la facultad de estar con la oscuridad y por consiguiente en soledad.
Y es que en Donoso la imagen de la oscuridad y la soledad están unidas de forma simultanea, pues en cada personaje hay libre albedrió para la forma en como la perciben e interpretan, sin embargo antes de seguir, debemos devolvernos al principio, para entender mejor el concepto de soledad, luz y oscuridad en la obra de Donoso, y para ello nos remontarnos al titulo “el lugar sin limites”, leer la obra y replantear el significado de este, es tal ves una de las tantas preguntas que surgen ante nuestra visión como lectores, ¿acaso sabe el lector a que lugar se refiere?, la respuesta puede nacer con una pregunta ¿existen limites para la noche y la oscuridad absoluta?, seria osado decir que si , pues no existen limites para la noche y la oscuridad y paradójicamente al no ver limites no hay salida, ya que la representación de lo incierto, la desesperanza , los miedos son los resultados de una vida bajo la oscuridad y cada uno de estos aspectos, no se miden o se encajan en una simple sensación pasajera, nunca sabemos cuando se van a apoderar completamente de nosotros, como le pasa a los personajes de la obra donde el frio, el fango, las sombras son la representación de una vida resignada y aparentemente sin salida.
Durante las descripciones, situaciones y sensaciones que experimentan los personajes nunca se deja de lado la postura oscura del ambiente, la verdad, es que Donoso nos trasporta a un mundo donde el día no existe, y la oscuridad es la dueña de las vidas de unos seres, que solo pueden verse los rostros a través de leves cristales de luz que ellos crean, lastimosamente estos destellos no son eternos y es el frio el verdugo que acompaña la oscuridad, “en ves de avivar con otro leño el rescoldo que quedaba en le vientre de la cocina, se fue acercando mas y mas con su chal. Tengo los huesos azules de frio y empieza a oscurecer…” esta situación de la japonesita acercándose a unos tizones de fuego que se apagan levemente, son la imagen de una realidad descarnada que padece en medio de la oscuridad, tal ves en lugar hay luz, pero hoy la estación del Olivo es oscura como todos los días.
Los fuertes lasos de la oscuridad que hielan los huesos de los personajes, se hacen menos duros gracias a destellos de esperanza, esperanza que nace con la luz de una vela, la llama de la hornilla o el simple calor de unos tizones que al final van a ser solo cenizas, pero que durante un instante, rosaron la piel de un ser abrumando por un oscuro frio, proporcionándole una cálida caricia a su piel diciéndole que aun puede vivir. “tal ves entonces la agresividad del frio que se adueña de su cuerpo con los primeros vientos encogiéndolo y agarrotándolo, no resulta tan imbatible”
“El sentido literal de la imagen sensible al ser simbólicamente interpretado, sufre una distorsión que sin hacerlo desaparecer o anularlo le oprime una trasfiguración.” La oscuridad de la Estación del Olivo por la falta de energía, sitúa a aquel lugar como un sitio aun no incursionado por este tipo de modernidad, los personajes principales viven en la oscuridad llevando una vida que se escapa de lo convencional. Es este el sentido literal de la imagen pero si penetramos en nuestra sensibilidad, realizamos una transfiguración del sentido lineal que se maneja, donde proyectamos nuestra visión subjetiva para deducir que donoso no habla simplemente de una oscuridad natural, si no de una oscuridad del ser, el día es abatido por la monotonía hasta llegar la noche, y es en este periodo donde las prostitutas inician su labor, labor que en realidad no les disgusta, pues la han asumido como una forma de vida, sin embargo lo que replantea esta estilo de vida son las sombras que proyectan unas cuantas velas, haciendo que cada día el “negocio” sea mas opacado , los visitantes se hacen distantes, y acostarse temprano se convierte en una tortura.
Es de esta forma como la realidad simbólica de la cual nos habla Durand; aparece ante nuestra imaginación llevada por la sensibilidad, intimidad y nuestra visión creadora de sentido, una realidad simbólica que no es meramente objetiva, revelando así el papel profundo del símbolo, el cual como afirma Duran , “es la conformación de un sentido a una libertad personal” libertad que nos permite alejarnos de lo establecido, par adentrarnos en un mundo que nosotros transformamos con nuestra imaginación interpretativa, para deducir que la interpretación de un texto jamás esta terminada, y que al igual que una obra de arte con cada mirada se adquiere una tonalidad distinta.
Es por eso que nuca se podría saber con certeza que es lo que quiere decir un autor cuando elabora su obra, algunos planteamientos nacen de su conciencia y otros se remontan a su inconsciente, y muchas veces ni siquiera ellos mismos tienen una explicación concreta del nacimiento de estos, es de esta manera como muchas de sus temáticas se presentan con un contenido simbólico “y por ello el símbolo no queda explicado de una vez por todas como sucede con una formula matemática, se parece mas a una partitura musical o a una obra de teatro, las cuales no existen si no en las sucesivas interpretaciones” Estas interpretaciones las podemos llevar a las vidas de las prostitutas, pues Donoso nos describe seres sin luz que desean brillar por si solas, mujeres que después de haber bailado en la sabanas de un cuarto oscuro, esperan que la muerte se deslice con la noche para morir sobre una esperanza que nunca llegara (la electricidad) , pues no desean abandonar aquel escenario que de alguna u otra manera ilumina sus vidas, pero la Estación del Olivo esta condenada a disolverse por las espesa bruma de la oscuridad trayendo consigo tristeza, decadencia, dolor y ruina “ella y el pueblo entero quedaron en tinieblas. Que importa que todo se viniera abajo…aquí se quedarían rodeados de esta oscuridad donde nada podría suceder que no fuera una muerte imperceptible, rodeada de las cosas de siempre” , una muerte existencial que hace que el espíritu de los personajes muera lentamente, cual si fueran una llama que por mas que se aferre a mantenerse con vida es consiente que esta condenada a caer en los brazos de la oscuridad, es decir la muerte.
En el transcurso de la historia se denota el constante manejo simbólico que utiliza el autor chileno para hablar de una vida de temores, soledad, desintegración, discriminación, desilusiones y conformismo “el símbolo comparece así finalmente como –el mensajero de la trascendencia en el mundo de la encarnación y de la muerte-“ pues allí vemos representada la vida de un hombre que se aferra a su vestido como símbolo de su feminidad mas profunda, pues es este el medio de combatir la soledad, el rechazo, la oscuridad y el deseo de morir su hija le acompaña en esta tortuosa vida, y es como si todos los días se inclinaran para decir “Ahora si que nos vamos a quedar tranquilas, y toda la oscuridad rodeando, todo hasta que fuera hora de dormir y poder ir dejándose caer gota, gota a gota entro del charco del sueño que crecería hasta llenar el cuarto…”
Lo grotesco de los sucesos de todos
Los días es ver lo que oculta la verdadera
Desgracia de las pasiones.
BARNAVE
STENDHAL / ROJO Y NEGRO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario